Hace pocos días deambulaba por el laberíntico y cada vez más loco mundo de Internet. Ya sabes, empiezas en tu blog, te vas al de un amigo, de allí al de una amiga de tu amigo, luego a uno institucional y al final y sin saber muy bien el porqué, acabas en una página muy especializada en calambres y otros percances que se pueden sufrir al hacer deporte después de los cincuenta y después de todo un invierno sentado frente al ordenador.
Bueno, pero esta vez no ha sido así. Suelo visitar con frecuencia el foro de gente caballa en Ceuta.com y allí me he enterado de la triste noticia del fallecimiento del que fuera profesor de Filosofía de un montón de generaciones de estudiantes de Ceuta.
A mí me dio clase en 6º de aquel bachillerato que hacíamos los que ya peinamos canas. Era un tipo peculiar, curioso, con una personalidad impactante aunque no apabullaba en absoluto. Por entonces estábamos acostumbrados a que los profesores impusieran su criterio y nadie replicara. Simplemente la verdad absoluta era lo que contaba el señor o la señora que estaba sentado en una mesa colocada encima de una tarima (lo cual ya le daba una posición superior, te miraba desde arriba y así tú te sentías aún más gusano). Sin embargo, el profesor Aróstegui solía pasear por la clase hablándonos de Aristóteles o de San Agustín y dando grandes chupadas a su pipa, que inundaba la clase de aquel tabaco aromático al que yo luego me aficioné -no sé si por su influencia- algunos años después. Me gustaba el tono de su voz, su dulce acento granaíno que impregnaba la lección de un sabor distinto al que nos tenían acostumbrados otros profesores. Dictaba apuntes o contaba anécdotas de algún filósofo y a mí se me abría la boca escuchándole, lógicamente de admiración, no de aburrimiento, claro.
Cuando empecé aquel curso de 6º, algunos amigos que ya habían fracasado o pasado por allí, me contaron que la Filosofía era una asignatura aburrida y que costaba mucho estudiar. Seguramente sería por la forma como Don Antonio nos la explicaba, pero el caso es que a mí me gustó desde el principio y me marcó para siempre. A mí me gusta la filosofía. Y es que creo que siempre ocurre lo mismo: no hay materias feas ni bonitas (aunque sí hay una inclinación natural del alumno hacia algunas y aversión hacia otras), lo que sí hay son profesores que saben enseñar y profesores que no aprenderán en la vida a enseñar por muchos cursos de formación permanente que hagan.
Es una lástima que los buenos profesores no puedan enseñar a los demás -que no son tan buenos o que son malos directamente- cómo hay que hacer, qué hay que hacer para que los jóvenes puedan aprender sin que les resulte un rollo todo lo que diariamente les cuentan en clase.
Pensaba en todo esto cuando leía la noticia de su muerte.
Lo siento mucho. Mi más sincero pésame a su familia.
Qué importante son los profes que dejan huella, yo recuerdo a unos cuantos, y sé que tú tambien dejas huellas entre tus alumnos y alumnas.
Me alegra muchísim que vuelvas a escribir y a llenarnos con tus palabras.
By: Africa Puente Cristo on 17 julio 2009
at 21:53
Una pena que se vayan los buenos.
Deberes para un próximo post: podrías hacernos conocer a alguien tan brillante como este hombre, pero que siga entre nosotros.
¿Qué te parece?
No lo tomes por favor como una crítica: me ha encantado leerte.
Un abrazo fuerte
By: Javi on 17 julio 2009
at 23:18
Como de costumbre, bebimos de las mismas fuentes, compadre, con la misma sed…
A raíz del libro de Villajovita me llamó a casa y me habló durante 35 minutos de lo que le había gustado el libro. No te puedes imaginar hasta donde llegó mi ego, Carlos. ¡De alguna forma, al cabo de 40 años, había hecho sonreir a este hombre tan especial para mí!
Me sumo a la idea de Javi… ¡un catálogo de hombres con don Antonio, pero vivos aún! YA
By: Milano on 18 julio 2009
at 17:50
Por cierto, ¿has visto esto?:
http://gebirg.blogspot.com/
By: Milano on 18 julio 2009
at 17:51
Yo he admirado siempre a D. Antonio, creo que junto a un par de ellos más creo que fué un gran ejemplo a seguir, a mi si me gusta la filosofia, el me enseño a digerirla y me dijo una cosa que nunca olvidaré:»Sentís,eres y seras una mujer libre,ama y guarda tu libertad, no la pierdas» para él era una mujer con criterios , para otr@s una indisciplinada.
By: Rosi Sentís on 18 julio 2009
at 21:30
Yo no tuve la suerte de tenerlo como profesor, pero mis hermanos si y en casa (también por cierta relación de amistad con mis padres) siempre se hablaba muy bien y con mucho respeto de Aróstegui.
De vez en cuando y a causa de esa amistad, también les llovía a mis hermanos alguna bronca por no estudiar, pero…
Caberna, sigo en Sevilla pasando calor, o sea, veraneando en seco, jomío. Tengo una niña de 91 años que requiere mis servicios 🙂
Milano…ejem…no te digo nassssss…eh!! 🙂
Besotes y todo mi cariño,
By: Gebirg on 18 julio 2009
at 22:25