Uno, al llegar a cierta edad, se cree curado de espanto, que todo lo que tenías que ver, conocer, saber, enterarte, había llegado ya a sobrepasar tu entendimiento. Que ya nada nos sobresaltará en nuestro cómodo sillón, butaca o chaiselong, por mucho que leamos a Poe, Melville, Defoe, Conan Doyle, u oír a Jimenez Los santos; pero, hete aquí, que leyendo un modesto periódico local, una noticia en un rincón de una página de sucesos, sobresale un corto relato, que, a medida que voy leyendo, se va agrandando cuál si fuese una primicia en primera página.
Recuerdo lo que me dice mi cuñado, que es periodista, que a veces llega la hora de cierre del periódico, y les falta una esquinita por rellenar de letras, que está muy mal visto que se quede el papel en blanco, después de todo el que paga quiere llevarse la botella llena: En ocasiones se inventan una noticia acaecida en las Islas Marianas, en Nueva Zelanda o en la Conchinchina, por si van a corroborarla, al regreso, ya es absolutamente obsoleta. «En una ciudad a quinientos kilómetros al este de Camberra ha nacido un canguro con tres cabezas», anda y ve a comprobarlo.
Pero no, esta curiosa noticia ha ocurrido a unos pocos kilómetros de mi casa, en dos pueblos que se llaman Totalán y Benamocarra. Dos atracos a un banco en ambas localidades. Un joven disfrazado de Cow-boy, con barbas postizas y gafas de sol, con señales de haber sido asaeteado por los indios, entra al banco pistola en mano, y lo típico en estos casos, ¡al suelo todos, esto es un atraco!, al que se mueva lo dejo pajarito frito. Le entregaron todo el dinero que había en caja, que tampoco interesa si fueron dos mil, o dos millones, el caso es que salió corriendo con su botín y su disfraz. Al poco tiempo, en el otro pueblo reproduce la misma escena, esta vez la empleada, empleada ejemplar, con sus gritos le hace desistir en su empeño y tiene que salir por piernas de aquel trance, el buen hombre no le va a pegar dos tiros a la muchacha, hay más pueblos, pensaría.
La policía, que en estos casos se las sabe todas, interceptó a nuestro héroe deambulando por las calles del pueblo, tan campante con su disfraz.
Sin más dilación lo pusieron ante el Sr. Juez.
-¿Qué nos tienes que contar vaquero?, preguntó el Sr. Juez.
-Señoría, tengo que decirle, que he sido secuestrado por los extraterrestes, y cuando he podido librarme de mi cautiverio, unos señores muy amables me han propuesto participar en el rodaje de una película, y precisamente la escena era robar un banco, de ahí mi indumentaria, he sido herido con flechas, han intentado cortarme la cabellera, he sido arrastrado por unos desalmados atado a sus caballos… style=»font-family:Verdana;»>
-Pero vamos a ver- continuó el Sr. Juez, ¿donde estaban las cámaras durante el asalto?
-Estaban colgadas del techo, señoría, para que no entorpecieran las tomas, pues el banco es muy reducido, tuvieron la amabilidad de colocar un monitor para que me viera en la escena al mismo tiempo.
Se cree que el Sr. Juez se levantó precipitadamente y se escondió detrás de unos cortinajes para no soltar la carcajada allí mismo.
Ya repuesto de la indisposición, miró al intercepto, pero no con los ojos de juez, sino con los ojos de un psiquiatra, y lo declaró «trastornado psicótico transitorio».
Una de las empleadas, enérgicamente solto: ¡pués cuando nos asaltó no parecía que estuviera loco!
Y así quedó la cosa, por ahora.
Al salir del juzgado, uno que estaba por allí regalando «20 Minutos», preguntó: ¿cuando se estrenará la película del loco?
En fin, historias de la crisis.
Santi.
Carlos, un abrazo para Lucía y para ti de Mila y mío, y feliz entrada de Primavera.
A mí, igual que al juez, me entró la risa cuando leí la respuesta del ladrón en el juicio.
Muy buena la historia, Santi. Gracias por mandarla. Un abrazo.
By: caberna on 21 marzo 2009
at 09:03
Ja,ja-ja-ja-já… Muy bueno Santi.
Como esto siga así terminaremos
todos como el Cow Boy de tu relato.
Como bien dices creíamos que lo sa-
bíamos todo,que conocíamos cualquier
situación y es más, que podíamos ya a estas
alturas solucionar cualquier problema que se
presentase por grande que fuera.Pero no,ahora
cada dia es una sorpresa,una irrealidad, un
punto de vista distinto y casi acostumbrarse ya
como algo cotidiano a ver gentes en el paro,
rebuscando comida entre la basura,o pidiendo
limosna con su antiguo traje de ejecutivo de una
empresa que ya no existe.
En fin, nadie entiende nada.Los pobres,más po-
bres cada dia y los ricos,mirando desde sus
pedestales lo que ocurre sin alterarse lo más
mínimo y eso si ,poniendo su dinero en lugares
muy seguros,desde un paraiso fiscal a la baldosa
de su mansión.
Mientras que los Bancos no abran sus puertas,
ahora cerradas porque dicen que no están para
actuar como Oenesges,este país llamado alguna
que otra vez España se hunde en la más absolu-
ta miseria con cada vez más gente insolidaria y
cruel que huye por carretera en busca de las
playas en un puente de San José.
En fin Santi,de momento,sin arreglo a corto ni a
medio plazo.Sálvese quien pueda.
By: José Antonio on 21 marzo 2009
at 11:14
Me gustan más los indios pero este vaquero tiene su punto romántico.
By: Africa Puente Cristo on 21 marzo 2009
at 23:57
Po zí.
By: caberna on 22 marzo 2009
at 00:45
¿Y no le crujieron por desacato y burla de la Justicia?
By: Adrian Vogel on 22 marzo 2009
at 22:42
Muchas gracias caberna. Aquí por estas tierras, siempre se ha dado el típico majara que va hablando solo por la calle, sin ser peligroso, y a veces hasta ocurrente. Decían que era por el quitapenas barato que vendían en las bodegas La Campana; ahora han desaparecido o han ideado otra forma de quitarse las penas. Los rumanos con sus desafinados acordeones acaparan toda la vía pública. Aunque de vez en cuando me quedo extasiado oyendo a un trío de cuerdas que son unos virtuosos, con sus partituras mecidas por el viento callejero y algunas notas apagadas por el murmullo de los viandantes, o la señora sentada en su taburete con su voz de soprano, acompañándose de su acordeón,(se nota su paso por algún conservatorio), entonando, como en una cinta sin fín, el Ave María de Schubert. La primera vez pasa, luego es un poco patético.
José Antonio, he recordado unos de esos documentales que hablaban de la segunda guerra mundial, mas bién del final de la guerra y de la situación en que quedó Alemania, no se me olvida nunca, una señora mayor que iba con un palo rascando los cubos de la basura y llevándoselo a la boca, tratando de mitigar la hambruna tan descomunal que estaría pasando. Ahora se ven cogiendo comida, pero son paquetes que apenas si están caducados o con algún desgarro.
Ojalá no vuelvan esos tiempos, que afortunadamente nosotros no hemos conocido, o si no, ya sabes, a rodar escenas para un Western.
Africa, siempre me han gustado las películas en las que los indios eran los buenos, los pobres fueron maltrados en la realidad y en la ficción. No sé por que los describían tan feroces, si son la raza mas pacífica de la tierra. Quizás, para justificar su aniquilación.
Un abrazo, y por favor, seguid siendo personas, en todo el amplio sentido de la palabra.
By: santiago on 22 marzo 2009
at 23:24
Hola Adrián, me alegro que participes en esta tertulia.
Supongo que en próximas entregas nos iremos enterando como va el caso. Me comprometo a llevar un seguimiento exahustivo del caso.
¿A propósito, eres el mismo Adrian Vogel, el del Mundano?
By: santiago on 22 marzo 2009
at 23:39
Si señor, el mismo
By: Adrian Vogel on 23 marzo 2009
at 00:57
Encantado de verte por aquí, Adrián. Yo suelo pasar por El Mundano con bastante frecuencia, por aquello de que se habla de la música de mis tiempos y eso, ya sabes.
Un saludo cordial.
By: caberna on 23 marzo 2009
at 14:10
Santi, tienes una forma de hablar que me siento como en casa y me río con una placidez que asusta… Eso va a ser también porque la ventana al Sur del Sur y el cafelito ayudan.
Un fuerte abrazo, páisa.
By: Milano on 25 marzo 2009
at 08:33
El cafelito Worinken, ¡qué bueno estaba paisano!, con su leche «Las Cuatro Vacas», o «El Bebé Holandés». Mirando al mar, y las montañas que se pierden por el Sur.
Ahora, he leido por ahí, que en una cafetería te pueden poner un café sólido para que lo migues en un croisan líquido…¡amosanda!
By: santiago on 25 marzo 2009
at 22:36