Estimado sr.
Soy su vecino de al lado, justo el de al lado, sí. Soy el que sufre todos esos horribles ruidos que, procedentes de su «hogar», parecen más propios de un huracán caribeño que de una casa donde vivan personas.
Con toda la amabilidad de la dispongo en este momento, me gustaría preguntarle:
¿Qué es aquello que vd arrastra, este sábado a las 8:00? ¿Qué produce tal estruendo? ¿Mueve, en su casa, contenedores llenos de plomo? ¿Es vd minero y se lleva trabajo a casa? ¿»Curra» en Acerinox y «distrae» de la fábrica piezas enormes de acero para su bricolaje casero? ¿Ha montado unos astilleros en su cuarto de baño? ¿Ensaya en su salón el grupo de percusión de la Filarmónica de Londres? ¿Está la 6ª Flota americana de maniobras en su fregadero? ¿Ha montado AENA una pista de aterrizaje en su terraza? ¿Repasa usted los herrajes a todo el 7º de Caballería?
Por todo lo que se desprende de lo anteriormente expuesto, y dada la profunda desazón en la que me encuentro sumido al no entender las razones por las que los golpes con los que usted martillea «sus cosas» -en su casa- y mi cerebro -en la mía- tengan que ser ejecutados durante la sagrada hora de la siesta veraniega (en el caso que nos ocupa, exactamente entre las 15:30 y las 17:00 horas) o en su defecto, los sábados (de 8:00 a 9:00 de la mañana),
LE RUEGO:
Sírvase retrasar la hora por usted elegida para usar mi sesera como yunque, aplazándola (ya que supongo inútil pedir que la elimine) dos o tres horas. Así, su «concierto para machota y martillo pilón» comenzaría hacia las 18:00 horas (de lunes a viernes, en julio y agosto) y a partir de las 12 de la mañana, los sábados, durante el todo el año.
Es gracia que espero alcanzar del recto proceder de usía, cuya vida guarde Dios muchos años.
Suyo afectísimo,
El vecino de al lado.
Muy bueno.Relato fiel de lo que
ocurre cuando nos toca un vecino que
no guarde las mínimas reglas con los
demás y no se te ocurra llamarlo al
orden porque golpeará más fuerte,bus-
cará motivos para fastidiar todavía más y se
creerá el mejor vecino cuando en realidad es
el perfecto cretino.
Feliz Septiembre.
By: José Antonio on 2 septiembre 2008
at 13:26
un día me cruce con mi vecina en el ascensor, y era de las que charlaba en lo que tarda un trayecto al 8º piso,
averigüó enseguida que yo vivía encima de ella y le extrañó, me dijo: «yo creía que en ese piso no vivía nadie, nunca se escucha nada», y yo: «es que somos muy silenciosos», curiosamente fue el día antes de que viniera tu hijo a mi piso y la liaramos un poco con las guitarras…,
en fin, historias de vecinos
saludos
By: javi salazar on 3 septiembre 2008
at 18:29
¡Qué bueno, Javi! menos mal que no fue al revés y te pilló el día después de la juerga, si no, no te hubiera dicho lo mismo. A lo mejor el comentario hubiera sido: ¡Vaya pollo que montáteis anoche, tío!
Pero no pasa nada, yo creo que las juergas con guitarras son muy sanas y no suelen molestar a los vecinos. Lo malo son los martillazos (sin ritmo adecuado) a la hora de la siesta. Es la diferencia entre «ruido molesto» y «música» y claro, al final… «Viva la música».
Un abrazo y gracias por pasarte por aquí.
By: caberna on 3 septiembre 2008
at 22:03
Realmente me ha servido como nota para recordar en mi edificio que vivimos en comunidad y es necesario el respeto mútuo, gracias por el post. Nos reimos un poco todos en una reunión de vecinos, incluso sirvió para amenizarla despues de todo… Muy bueno.
By: robertoprado on 4 septiembre 2008
at 12:07
Me alegro mucho, robertoprado, de haber servido como reflexión y como relajación en la reunión de vecinos (que a veces son un poco aburridas, otras veces tirantes o un poquito desagradables si hay enfrentamientos entre vecinos). No hay más remedio que tomarse las cosas con un poco de humor.
Muchas gracias por tu comentario. Aquí charlamos sin más intención sobre todo lo que se nos ocurre.
Espero que vuelvas.
Saludos cordiales.
Carlos
By: caberna on 4 septiembre 2008
at 19:31