Andaba yo todavía dando vueltas a las gaviotas del sábado y mi cabeza no encajaba ni en la gorrita para protegerme del sol ni en las huelgas que se nos vendrían el lunes. Decidí tener un buen domingo. Algo que me compensara, que me sacara de la rutina de la semana.
Después de un buen desayuno decidimos salir. Atravesar el parque al salir de casa es algo casi de costumbre. Luce el sol, ficus centenarios y plantas de todas las latitudes crean un ambiente de sombras y colores. Todo es perfecto. Mis músculos, entumecidos por la quietud y los años, van entrando en calor. Ya no pienso en las gaviotas pero algo peor no acecha según nos adentramos: grandes manadas de palomas se agolpan sobre nuestros pies y hacen grandes círculos para comerse el pan que los niños les traen. Cuidado, porque si alguna tiene un apretón en vuelo, tu camisa perderá su verdadero color y el olor no se te irá en todo el día. Pero detrás de las columbas estaban mis amigos. Un matrimonio de charla amena y bastante simpáticos, pero más detrás todavía, estaba otra pareja a la que habían invitado a pasar con ellos el fin de semana.
Ya las presentaciones son un rito. Al decir, aquí Pedro y ésta es Carmen, por ejemplo, se nos ponen firmes, se nos cuadran a lo militar, y dándonos sus manos nos hacen una inclinación de cabeza con acompañamiento sonoro masculino de tacón de zapatos. Tan verídico y tan cierto como ridículo.
Mi santa y yo nos miramos perplejos pero quizás por los años que llevamos juntos sabemos qué pensamos en momentos así.
Las mujeres, delante, entablan enseguida conversación. Nosotros las seguimos a distancia de forma que nuestra charla no se entremezcle con la de ellas.
Cuando todavía me retumbaba el taconazo en mis oídos, de pronto, sin venir a cuento, salta aquella cosa metida en un «Lacosito» rosa y dice:
-Gloria y honor para mí venir a la tierra de donde partió el alzamiento nacional. (lo pongo con minúsculas por vergonzoso hasta escribirlo) Pienso rápido. Creo que dentro de un rato este se va a arrepentir, o a alegrar, no lo sé, de haberme conocido. Le hablo de la esencia de la democracia, de la lucha inútil entre hermanos, y sobretodo de respeto, de educación, pero nada, le sale el dictador a cada paso y va subiendo el tono de voz mientras yo, para calmarle bajo el mío. Le cambio la conversación, le cuento un chiste, pero nada, todo lo enlaza con la política de derecha dura y absurda. Sigo pensando. Quiero desarmar sus argumentos. Le hablo pero no oye. Es típico de esta clase de personas. Me enfado y hasta me cabreo conmigo mismo por tener que soportar al personajillo.
Ya lo tengo. Pregunto por su profesión y está forrado. Me habla de sus propiedades, de la herencia de su padre, del dinero que una tia-abuela le acaba de dejar. Se explaya. No calla. Me quiero ir.
En el restaurante, se levanta a brindar. Ya no puedo más. Algo me dice que tengo que hacer algo, que desmontar a este tipejo, que no se vaya de florecitas y que se avergüence un poco de cómo es.
Con la cerveza en una mano y una cuchara en la otra golpeo sobre el plato y se hace el silencio. Hay poca gente alrededor. Se nota la crisis. Puedo decir lo que quiera y seguro que va a aplaudir hasta el camarero.
– Señoras, señores, un momento de atención –. Mi mujer me mira extrañada y con gesto raro.
– Señoras y señores– repito. -Tengo el honor de haber conocido hoy a esta persona que tengo a mi izquierda y a su distinguida esposa. Nunca podré olvidar este día, entre amigos. Unos nuevos como ellos, que nos alegran con su visita.
– Gracias a que no hay muchos como ellos anda este país -las caras de los oyentes se ponen de momento rojas-.
– Puede ser una gran persona tú marido, -dirigiéndome a ella- con fortuna, hasta guaperas, con casitas en la costa, pero es el facha más grande que jamás he conocido. Hasta en la cama puede ser bueno, pero facha. Y tú, mujer bella y graciosa debes ponerlo en el buen camino porque hasta se ve buena persona si respetara las ideas de los demás.
(Rostros serios que merecen una explicación. Sigo).
– He querido pasar un buen domingo con vosotros. Ser amable, simpático, hasta invitaros, pero ME CAGO EN LA MADRE QUE PARIÓ DEL QUE ME VUELVA A HABLAR DE FRANCO.
Silencio. Creo que en la mesa de al lado y la de atrás se han enterado de todo. De pronto, aplausos y el señor de la otra mesa, limpiándose la boca con la servilleta suelta un ¡bravo! y me da la mano.
Miro de reojo, un poco avergonzado y el personaje se levanta, me mira y pienso: me va a arrear, me va a arrear. Pero no, abre sus brazos y dice:
– Me lo merezco, nunca me hablaron tan claro, dame un abrazo y creo que a partir de hoy tengo un amigo nuevo. Perdona, nunca más te hablaré de Franco.
– ¿Me lo prometes? Pues vámonos a tomar un café y te enseño más cosas de mi segundo pueblo.
Jose Antonio
¡Eres la leche! ¿Cómo se te ocurre reaccionar así en un momento como ese? Ya veo que genio y figura hasta la sepultura…
Este sujeto te podía haber salido por cualquier lado, incluso violentamente, porque suelen llevar sus ideas mucho más allá de la dialéctica, lo suyo son los enfrentamientos físicos, a palos, con la bandera en una mano y la espada en la otra.
Por suerte diste con un personaje pacífico.
Yo la historia me la creo porque la cuentas tú. Pero la verdad es que el final no es muy creíble.
De cualquier manera, es una historia estupenda.
Un abrazo.
By: caberna on 11 junio 2008
at 09:04
El final como el principio es cierto.
El sujeto estaba lleno de cerveza y ya
no se le entendía muy bien lo que ha-
blaba.Es compromisario,de la ejecuti-
va del partidito,de los que necesita «el
barbitas»para volver a perder.En fin, un
perfecto gilipuertas con el que espero no
volverme a encontrar.Prefiero las gaviotas,
o las palomas…
By: José Antonio on 11 junio 2008
at 09:50
O sea, que es cierto. Como siempre, la realidad supera cualquier ficción.
Pero le podías haber contado que estuviste en Paris en mayo del 68, en la barricadas… o alguna trola así. Lo digo por haber echado más leña al fuego.
Es broma, pero la verdad es que el sujeto parece «curioso», por decir algo.
Yo también prefiero las gaviotas.
Por Algeciras se habla de que van a traer especialistas de la universidad de Granada con «halcones» para ahuyentar a las gaviotas del centro de la ciudad. Ya veremos.
By: caberna on 11 junio 2008
at 21:18
A lo mejor me hubiera valido el
soltar alguna mentira pero no es mi
estilo.En cuanto a las gaviotas algo
habrá que hacer.Quizás con veneno
mezclado en la basura.Je,je…
By: José Antonio on 12 junio 2008
at 08:49
No te fíes, esas son fatuas condescendencias, esta gente se dicen amigos tuyos para toda la vida, y al día siguiente están firmando para que te fusilen, o maten a la poesía o a la música.
By: santiago on 12 junio 2008
at 21:22
Gracias Santiago.Tomo nota.Los
amigos de verdad nunca se juran amor
eterno porque no hace falta.A los otros,
y sobre todo a estas edades mias,se les
ve venir y al final se les ve el plumero.
By: José Antonio on 13 junio 2008
at 09:10
Ah, Felicidades a los Antonios,Tonys,
Tonetes y Toneletes.Tambien a sus
«miembras» que se llamen igual.
A todos,Felicidades,menos a los camio-
neros,a los que prometo que nunca más
saludaré en la carretera.
By: José Antonio on 13 junio 2008
at 09:15
Yo también quiero felicitar -aunque sea ahora, a las 11 de la noche, al final del día- a todos los miembros y miembras que se llamen Antonio o Antonia, entre ellos a mi hermano y a mi padre.
By: caberna on 13 junio 2008
at 21:16
Dice la «menestra» de la cosa de la igualdad que se dice «miembra»; bueno, que si no está en el diccionario, que ya estará, igual que antes no estaba «guay» y «fistro» ¿Quéeeeeeee? ¿Qué fistro está en el diccionario? Amos, no me jodas… ¡¡¡A ver si ahora vamos a nombrar académico a Chiquito de la Calzada!!!
By: caberna on 13 junio 2008
at 21:20
Señora ministra de Igual Da que no
estés: Me parece que Vd. no ha vis-
to un diccionario en su vida.Menuda
pelotita de botar njos ha endiñao el
Chaves con sus «Andadulces y Anda-
zulzas» Claro ahora lo comprendo,quiere
agradecer a su jefe todos los favores recibidos
hablando como él.
Como dice mi admirado Antonio Burgos(aunque
a mi hermano no le guste) ¡¡Pisha,usted no es
de Cádiz !!
Porque desde chiquititos sabemos que el feme-
nino de miembro es CHUPAPIERA, y claro no
es cosa ahora de estropear el lenguaje.
By: José Antonio on 14 junio 2008
at 08:48