A mi me influyeron las lecturas homéricas y el grandioso y cristalino mar azul que tenía ante mis ojos, para meterme en el papel de Ulises y correr parecidas aventuras, ya que se me representaban los mismos ingredientes o yo me imaginaba que así fueran.
El poder de atracción que ejercían sobre todos nosotros aquellas moles de granito a las que había que aferrarse con uñas y dientes para subir a lo más alto, al pico de la muerte, desde donde nos lanzábamos al vacío. Y se nos encogía el estómago hasta que por fin el mar nos recibía en sus suaves brazos pero con el cuidado de caer entre dos rocas semisumergidas, y que a veces había que adivinar su situación, porque al romper la ola la espuma blanca no te dejaba ver nada. Luego, volver a escalar la pared vertical, agarrarte con todas tus fuerzas a los salientes de la roca y adherirte a ella como una lapa para que cuando llegara el golpe de mar no te aplastara contra ella.
En mi imaginación revivía la perdida de mis hombres y mi nave en el estrecho de Caribdis, y oír los cantos de sirenas allá en la cumbre de nuestras amiguitas que nos alentaban a lanzarnos de nuevo al mar bravío, animadas por Circe, pero yo no me taparía nunca los oídos, valiente tontería.
Una vez reunidos los hombres desperdigados por la costa, adentrarnos tierra adentro para explorar y encontrarnos con el cíclope, el gigante que nos tiraba piedras para que no jugáramos en los cañaverales, al que no hacia falta dejarlo ciego, pues ya se encargaba el de llegar a ese estado tomando los brebajes que le preparaban en las bacanales de los Rosales. Nosotros no teníamos más que agarrarnos a las guedejas de las cabras para escapar de sus proyectiles.
Teníamos que seguir buscando el camino para regresar a mi Ítaka perdida, y para ello había que atravesar el viejo túnel del tren que atravesaba las entrañas de la montaña, y yo con mi traje blanco y mis calcetines y zapatitos del mismo color con el que había sido investido para entrar en la comunión de los santos, y tocar el santo grial con mis manos.
Nada más entrar en el túnel todo se volvía negro, el suelo, las paredes, el techo embovedado… Había que andar por la vía cogidos de dos en dos con los brazos por los hombros, porque el suelo era un lago negro de cieno espeso, casi alquitrán. Lo que quiero decir es que yo, entre vestido de blanco por un lado y salir completamente vestido de negro por el otro…, ¿qué hacer? Pues ahí estaba el ponto vinoso para enjuagarme y pensando al mismo tiempo que mi Penélope estaría tejiendo la forma de darme la del pulpo.
Con la ropa ya lavada y seca me volví a vestir, pero esta vez ni de blanco ni de negro, sino de gris. Menos mal que ya no me quedaban más hermanos que aprovecharan el traje y a mi se me quedaría pequeño enseguida, y mi hijo Telémaco no llevaría un ropaje tan pasado de moda, aunque estuviera lavado a la piedra.
Un rumor de gentes y sirenas (esta vez de ambulancias), venía del otro lado de la playa. Al acercarnos vimos a un hombre que llevaban en una camilla con una gran brecha en la cabeza. Había saltado del pico de la muerte sin saber que debajo de la superficie estaba la trampa de las dos rocas. Me fui a mi casa pensando que por lo menos no había tantos muertos en esta historia como en la Guerra de Troya.
Años más tarde me tocó revivir toda esta historia, pero esta vez en un plató de cine. Nos propusieron a mi amigo Carlos Bernal y a mi intervenir en una película un tanto psicodélica sobre la guerra de Troya, pero yo no hacia de Ulises, sino uno de los que pretendían a Penélope, y Ulises los masacró a todos el solito. Hasta salíamos en los títulos de crédito y todo.
Santi.
Maravillosa forma de llevar a Ulises hasta nuestro barrio o las andanzas de los niños de los 50 y 60 de la calle Terraplén trasladada en una bonita metáfora a la mitología griega.
Enhorabuena por el relato, Santi.
Un abrazo, monstruo.
By: caberna on 3 mayo 2008
at 21:33
¡Pero bueno! ¿Y así tiene uno que enterarse de que su padre salió en una película?
¿Pero dónde está esa película?
¿Cómo se llamaba?
By: bernalrevert on 4 mayo 2008
at 22:43
Eso eso,que cuente como se llama la
película y como ha guardado el secre-
to tantos años.¿Se habrá perdido al-
gún buen actor para Hollywood?
Santi la historia muy buena.En
estos tiempos sería menos posible.Entonces
era lógico porque si no soñabas despierto
¿A qué podías dedicarte?
ABRAZOS
José Antonio
By: José Antonio on 5 mayo 2008
at 15:47
Será mejor que lo cuente Santi, que tiene más memoria. Yo, la verdad, recuerdo más bien poco. En realidad, no me acordaba de nada, pero pensando a qué se podía referir Santi, supongo que será aquello que un día hicieron unos «cineastas» aficionados (supongo) que andaban por Ceuta haciendo una cosa muy rara que quería convertirse en un cortometraje. Vagamente recuerdo unas imágenes… no sé por qué me pidieron que diera un alarido, sí, un grito como cantando o así, y algunas cosas más… extrañas… Hace tanto tiempo ya… El caso es que no sé muy bien en qué se convertiría aquello… Recuerdo que era en verano y que mi prima Mari Carmen andaba con aquella gente de Madrid que decían que hacían cine, eran dos o tres con melenas de la época y muchas ideas raras…Hablo del 68 ó 69 más o menos. Santi dice que salimos en los créditos, pero yo no sé de qué habla…
¡¡Anda, Santi, cuéntalo tú, que yo no sé qué decir!!
By: caberna on 5 mayo 2008
at 21:42
En realidad, la película que íbamos a rodar era El Golpe, lo que pasó es que le cedimos a Paul y a Robert los papeles.
Nos dijeron que fuésemos con una sábana cada uno, por todo vestuario, la orgía se basaba en el beso que se daban una pareja de novios qie intervenían en el rodaje.
Mientras, Ulises subía corriendo los acantilados del Sarchal. Un Ulises entrado en carnes, con una poblada barba de fraile, creo que era el hermano del director (enchufado). Luego un tal Eugenio, que quería que formásemos un grupo de música de rock flamenco, y que un día salió en TVE cantando en un programa que presentaba J. Prats en la sobremesa, todos los días presentaban a un cantante novel, de ese programa salió B. Osborne, para desgracia de nuestros oidos. También salía otro, del que no me acuerdo de su nombre tocando la batería y fumando mas que un indio cabreao. Al final de la película aparecía Ulises por la puerta del teatro, y corriendo entre las butacas, llegaba donde estaba la cámara para que le sacara un primer plano, y se le vieran los goterones de sudor, igualito que en una película antigua. Unos días mas tarde nos llamaron para que la viéramos ya montada en casa de uno de ellos, y dijeron que la iban a presentar a un certamen cienmatográfico, y ya no sé más nada. Seguramente le darían un premio, un premio al valor, al valor de hacer aquello.
Ayer me llevé una alegría a escuchar por la radio a un terraplenero, en un programa de la SER por la tarde, La ventana de Gemma nosecuantos, a Migueli lo entrevistaron para que hablara del paseillo o pasillo que los jugadores hacen a los que ganan la liga, estaba muy animado el tío, con muchas ganas de hablar, yo creí que iba a contar la historia del naufragio, pero lo que pasa en la radio que habla mas el entrevistador que el entrevistado. En su forma de hablar hay una simbiosis entre el castellanocatalán-andalúz,sin menoscabo de sus orígenes en la barriada O`Donell, que es muy agradable oirle hablar.
Ahora tengo poco tiempo para intervenir en este blog-foro, pues Estamos con los preparativos de la boda de Santi jr., y tenemos que estar buscando alojamiento para todos los que vienen, y reservando hoteles, en fín un lío del monte pio.
Tengo algunos improntus en el capacho, que ya mismo iré soltando para castigo de todos ustedes vosotros.
U N A B R A Z O
By: santiago on 8 mayo 2008
at 21:51
Felicidades por Santi jr. A mi no me ha tocado de momento,espero que me llegue.
A Migueli, del Barça, le perdí la pista, pero si me miro mi mano izquierda por delante ¿anverso? que cursi, tengo una mina de lápiz que me clavó de pequeño mientras le enseñaba a escribir, se cabreó y zas mina incrustrada para toda la vida usando el lápiz como un puñal. Años más tarde, cuando estaba en todo su apogeo profesional, en unas declaraciones a un périodico, dijo que había nacido en Cádiz, que tampoco es mal sitio, pero me molestó que no dijera-Soy de Ceuta, de la calle Terraplén.
De la pelicula, mejor olvidar, mi padre tambien salió en una que hacía de policía bajándose del barco, un montón de tomas, el hombre todo emocionado, y al final cortaron el trozo donde salía y nos quedamos sin verlo.
Tengo una buena historia en la cabeza pero no se si tendré tiempo hoy…
By: José Antonio on 9 mayo 2008
at 16:45
Gracias, Santi por recordarme la historia de la película. Tienes razón, ahora recuerdo esos detalles que mencionas. Sí recordaba a Eugenio, porque por aquel entonces andaba haciendo canciones conmigo (recuerdo todavía alguna, en inglés -que yo memorizaba por el sonido, dado que soy analfabeto en ese idioma-).
A este Eugenio, luego tuve el gusto de saludarle en Los Barrios hace pocos años… (creo que escribiré algo sobre eso, asi es que no diré más aquí)
Felicidades por ese Santi Jr, que se te casa. Estoy seguro que es una gran persona (la mezcla Santi-Mila debe haber sido estupenda según los ingredientes).
Veo que mi hermano ha escrito algo sobre uno de esos curas con los que merece la pena hablar (igual que nuestro Juan de Dios Regordán). Voy a recortar su historia y la pasaré a primera plana.
Un abrazo.
Carlos
By: caberna on 9 mayo 2008
at 19:28